MASCARILLAS: EL NUEVO ACCESORIO
Hoy, amenazadas por un virus de dudosa procedencia y alta agresividad, nos hemos escudado como guerreros con guantes y mascarillas para salir al mundo y no contagiarnos del terrible COVID-19. Una imagen que nos atemoriza aún más ya que no recuerdo el momento en el cual llevar mascarillas fuera algo cotidiano. Claro, estoy hablando de la realidad en el occidente, pero existen otras realidades.
En China, la nación más contaminante del mundo, se respira un aire diferente. Un aire que acorta 5 años de vida a más de 100 millones de personas. El carbón es la principal fuente de energía de China y este es el principal agravante. En invierno, el uso de carbón para la calefacción llega a ensuciar tanto el aire que prohíben la salida de las personas a la calle ya que ni la misma calle se logra ver.
Esta es la realidad que vive Zhijun Wang, ex maratonista de Beijing, quien al notar esta contaminación en ascenso decidió hacer sus propias mascarillas. Siendo un fanático de los tenis, vió en ellos el material más adaptable para sus creaciones. Wang utiliza la mascarilla para respirar una mejor calidad de aire, para no ser una de las miles de vidas que acaban por enfermedades respiratorias y para enviar un mensaje fuerte y claro de la responsabilidad que tenemos con el medio ambiente. Este es el diálogo más fashionista que he visto en los últimos días.
Inició como una necesidad personal sin embargo Wang dice que empezó a fluir un trabajo artístico que no ha podido frenar. La creación de cada mascarilla dura 1 semana, hace únicamente 52 mascarillas al año. Ediciones especiales de tenis de varias marcas son combinadas con marcas de lujo como LV y Goyard, razón por la que sus piezas pueden alcanzar los $5,000.
Actualmente Wang cuanta con una exhibición permanente en el MoMa NYC y también recibe encargos especiales. A pesar de que lleva más de 7 años haciendo estas mascarillas hoy enfrentamos una realidad que nos hace ver sus creaciones algo más próximo a nosotros.
masks: the new accessory
Today, threatened by a virus of dubious origin and high aggressiveness, we have shielded ourselves as warriors with gloves and masks to go out into the world and not catch the terrible COVID-19. An image that frightens us even more since I do not remember the moment in which wearing masks was something everyday. Sure, I'm talking about reality in the West, but there are other realities.
In China, the most polluting nation in the world, you breathe a different air. An air that shortens 5 years of life for more than 100 million people. Coal is the main source of energy in China and this is the main aggravating factor. In winter, the use of charcoal for heating gets the air so dirty that they prohibit people from going out on the street since not even the street can be seen.
This is the reality lived by Zhijun Wang, a former Beijing marathon runner, who upon noticing this rising contamination decided to make his own masks. Being a tennis fanatic, he saw in them the most adaptable material for his creations.
Wang uses the mask to breathe better air quality, not to be one of the thousands of lives that ends up with respiratory illnesses and to send a strong and clear message of our responsibility to the environment. This is the most fashionable dialogue I've seen in the last few days.
It started as a personal need, however Wang says that an artistic work began to flow that he has not been able to stop. The creation of each mask lasts 1 week, it only makes 52 masks per year. Special editions of tennis from various brands are combined with luxury brands such as LV and Goyard, which is why their pieces can reach $ 5,000.
Wang currently has a permanent exhibition at MoMa NYC and also receives special commissions. Although he has been making these masks for more than 7 years, today we face a reality that makes us see his creations somewhat closer to us.